La arquitectura del regetón.
03.01.2025
"La arquitectura del regetón"
La degradación cultural es transversal: la música se ha reducido a bits monocordes, sin poética, monotemáticos y letras balbuceantes sobre ostentación ,sexo y drogas o canciones de amor que dicen "te quiero" .
El cine, con narrativas de algoritmo , diseñadas para la mínima atención sin riesgo estetico ni narrativo .
Y en arquitectura, el mismo patrón: "arquitectura-reguetón ".
Obras que repiten el mismo "beat minimalista " , proyectos diseñados no para innovar, sino para complacer una mínima expectativa..
Edificios sin riesgo, discursos huecos de "sostenibilidad, inclusión y comunidad" reciclados como estribillos baratos.
El problema es que aquí no hablamos solo de estética pasajera: hablamos de los marcos espaciales que organizan la vida social.
Un mal track dura tres minutos; un mal edificio nos condena por décadas.
¿Quién alimenta esta mediocridad?
Las escuelas de arquitectura, hoy convertidas en templos de la agenda woke. Ya no enseñan teoría, innovación o historia disciplinar: adoctrinan en consignas.
Criticar un proyecto es "violencia simbólica", y las bienales parecen ONG que reparten slogans en lugar de incubar pensamiento.
El resultado: generaciones de arquitectos que confunden la disciplina con propaganda moralizante.

Pero la arquitectura no es terapia, ni militancia, ni teatro de virtud.
La arquitectura es teoría, innovación y riesgo cultural.
Si se limita a cumplir checklists de virtud —"accesible, verde, inclusiva"— se degrada al nivel del reguetón: adictiva en su banalidad, incapaz de proyectar futuro.
Las escuelas y sus guardianes woke celebran esta claudicación como "conciencia".
Yo lo llamo traición disciplinar. La conciencia arquitectónica no está en repetir consignas: está en reinventar el habitar.
Su deber es arriesgarse a incomodar, a abrir horizontes, a ofrecer algo que todavía no sabemos que necesitamos.
Lo contrario —la repetición de fórmulas, el refugio en clichés morales, la estética del mínimo común denominador, la mirada hacia el pasado de la modernidad de principios de siglo XX— nos condena a una disciplina monocorde , sin teoría ,sin ambición ni coraje.
El verdadero reto no es producir más "reguetón" arquitectónico, sino atrevernos a reinventar el lenguaje de la disciplina.
De lo contrario, nos merecemos ciudades construidas como playlists: predecibles, banales, intercambiables, condenadas al olvido.
Finalmente es lo que estamos construyendo.
Aceptemos esta mediocridad , para cambiarla .
Por hoy la arquitectura agoniza y sus ultimos latidos resuenan al ritmo conceptual de un regetón.
ICU enero 2025.